miércoles, 7 de octubre de 2015

Sistema político de latino américa

América Latina se ha caracterizado por tener continuos cambios de gobierno, la inestabilidad de los mismos, y la tendencia a conservar determinadas pautas de mando político por un lado, frente a la intención frecuentemente fallida de cambio de signo -ideología- en el gobierno por el otro, lo que ha sido la constante noticia y comentario desde la década de los años treinta en todos los Estados latinoamericanos.
Se ha escrito mucho sobre la problemática latinoamericana, y sobre sus aspectos históricos, especialmente en relación con Estados Unidos, y sobre las políticas que este país ha ido aplicando históricamente en sus sucesivos períodos de gobierno, hacia América Latina. Sin embargo, en mi opinión, no se ha hecho un estudio profundo sobre el sistema político latinoamericano. Al menos sobre la existencia de un sistema político específico en América Latina que la caracterice desde ese punto de vista. Es cierto que existe una “geografía” llamada América Latina; lo que no necesariamente coincide con la existencia de un sistema político que abarque, en forma unificada, a esa región.
Pero lo más peculiar es que, lo que era considerado como la “verdad” en la América Latina de los cuarenta, los cincuenta, los sesenta, incluso hasta los ochenta; luego de la caída del Muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991 que permitió la expansión planetaria del capitalismo, pasó a ser lo errado, lo equivocado, la mentira, y la “verdad” empezó a ser exactamente lo opuesto. Se ha dado un “antes y un después” en América Latina con un corte, que se ubica en 1989 (Dallanegra, 2001).

Durante décadas, especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial, el intervencionismo del Estado, el proteccionismo, las actitudes nacionalistas y “nacionalizan tés”, el crecimiento de las leyes sociales y laborales, ha sido la verdad y todo lo opuesto considerado como “traición a la patria”. Sólo los sectores liberales 2 que podían acceder al gobierno mediante golpes de Estado, pensaban y promovían lo contrario, incluyendo las propuestas y consejos de los diferentes gobiernos norteamericanos hacia América Latina. Hoy, y se puede decir, desde el “Consenso de Washington” de 1989, la tendencia es al achicamiento del Estado y su rol, las privatizaciones y la total apertura de las economías, el fortalecimiento de los actores privados,  la total desregulación de la economía y de las leyes sociales y laborales. Hoy la gente trabaja más de 12 horas y no es ilegal exigirle que lo haga o echarla y reemplazarla por otra. América Latina, particularmente su sistema político, ha sido estudiada fundamentalmente por norteamericanos o europeos, y muy poco, casi nada, por los propios latinoamericanos. Hay un manifiesto desinterés por parte de los latinoamericanos a estudiar su propia región.
Es más, no se puede decir que América Latina constituya una región -salvo geográficamente desde el punto de vista político o económico, más allá de los emprendimientos -hasta ahora siempre fallidos- integrativos. No existe la más mínima coordinación de políticas entre los diferentes Estados de la región. No existe un “Consenso Latinoamericano”, para resolver las problemáticas de la región, siguiendo pautas y criterios propios.

La base de este proyecto se hizo a partir del estudio hermenéutico de un trabajo realizado por Anderson (1974). La idea principal ha sido estudiar las características centrales del comportamiento del sistema político latinoamericano, y contribuir con algunas ideas, en base a criterios propios y lectura de trabajos adicionales, con el propósito de elaborar e implementar algunos nuevos aportes.

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